
Millones de personas esperan medidas del Secretario de Salud y Servicios Humanos, HHS de EE.UU., Robert Kennedy Jr. contra las inyecciones letales de ARNm contra COVID administradas a millones de niños este año— , Kennedy, ahora que se ha organizado en su nuevo puesto y ha hecho importantes declaraciones:
Robert Kennedy Jr. denuncia los riesgos de la inyección contra Covid.
«¿Por qué les damos [vacunas contra la COVID-19] a decenas de millones de niños cuando la vacuna en sí misma conlleva un riesgo profundo?» «Hemos visto asociaciones entre miocarditis y pericarditis, con accidentes cerebrovasculares, con lesiones neurológicas». «En los datos clínicos de Pfizer… hubo aproximadamente un 23% más de muertes en el grupo de la vacuna que en el grupo placebo». https://www.bitchute.com/video/nxVYd78Y8TiU/
Kennedy Jr. denuncia:
«La recomendación para niños siempre fue dudosa. Era dudosa porque los niños casi no tienen riesgo de COVID-19. Algunos niños con morbilidades muy graves podrían tener un riesgo leve. La mayoría de los niños no lo tienen».
En la revisión más extensa hasta la fecha sobre miocarditis tras la infección por SARS-CoV-2 en comparación con la vacunación contra la COVID-19, Mead et al. descubrieron que la miocarditis inducida por la inyección no solo es significativamente más frecuente, sino también más grave, especialmente en niños y varones jóvenes. Los hallazgos demuestran claramente que los riesgos de las inyecciones superan con creces cualquier beneficio teórico.
El estudio OpenSAFELY incluyó a más de un millón de adolescentes y niños y halló que la miocarditis se documentó solo en los grupos vacunados contra la COVID-19 y NO después de la infección. No se registraron muertes relacionadas con COVID-19 en ningún grupo. La asistencia a urgencias y las hospitalizaciones no programadas fueron mayores después de la primera vacunación en comparación con los grupos no vacunados.
«Entonces, ¿por qué se la administramos a decenas de millones de niños cuando la inyección en sí misma conlleva un riesgo considerable? Hemos observado una gran asociación entre la miocarditis y la pericarditis y los accidentes cerebrovasculares, otras lesiones y lesiones neurológicas».
Los dos estudios de seguridad de la inyección contra la COVID-19 más grandes jamás realizados, en los que participaron 99 millones ( Faksova et al ) y 85 millones de personas ( Raheleh et al ), confirman las preocupaciones de Kennedy y documentan riesgos significativamente mayores de eventos adversos graves después de la vacunación, entre ellos:
- Miocarditis (+510% después de la segunda dosis)
- Encefalomielitis diseminada aguda (+278% después de la primera dosis)
- Trombosis de los senos venosos cerebrales (+223% después de la primera dosis)
- Síndrome de Guillain-Barré (+149% tras la primera dosis)
- Ataque cardíaco (+286% después de la segunda dosis)
- Accidente cerebrovascular (+240% después de la primera dosis)
- Enfermedad de la arteria coronaria (+244% después de la segunda dosis)
- Arritmia cardíaca (+199% después de la primera dosis)
«Y esto quedó claro incluso en los datos clínicos de Pfizer. De hecho, hubo más muertes. Hubo aproximadamente un 23 % más de muertes en el grupo de la inyección que en el grupo placebo. Necesitamos hacer preguntas y consultar con los padres».
De hecho, según los datos de los ensayos clínicos de Pfizer , hubo un 23% más de muertes en el grupo de la vacuna en comparación con el grupo placebo cuando se incluyen las muertes posteriores al desenmascaramiento:
«Necesitamos dar a la gente el consentimiento informado y no deberíamos hacer recomendaciones que no sean buenas para la población».
El reconocimiento público de los graves daños de las inyecciones contra la COVID-19 indica que la acción real está próxima.
Alessandria et al (n=290.727, edad > 10 años): Las personas vacunadas con 2 dosis perdieron el 37% de la esperanza de vida en comparación con la población no vacunada durante el seguimiento.
Sobre la Estrategia de Kennedy
Algunos se preguntan que si Kennedy cree que las inyecciones contra la COVID son dañinas, ¿por qué no las ha retirado del mercado?
La respuesta reside en un sistema federal complejo, el Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP) y arraigados conflictos de intereses. Con una figura clave ya descubierta (ex director de la FDA, Dr. Peter Marks) y un cronograma de 3 a 6 meses, que apunta al cuarto trimestre de 2025—, Kennedy está trabajando para transformar este cronograma.
Kennedy tiene una gran influencia como secretario del HHS, dirigiendo los CDC, la FDA y los NIH. Parece que podría erradicar esas inyecciones contra la COVID-19 en un instante, ¿verdad?
Pero la política tiene sus laberintos y el negocio de las vacunas e inyecciones es una fortaleza burocrática, plagada de conflictos con científicos, reguladores y trampas legales. Kennedy puede sacudir los cimientos —nombrar a nuevos médicos, exigir auditorías—, pero prohibir las vacunas e inyecciones de ARNm significa confrontar el Departamento de Defensa de los EE.UU. que necesita justificar el presupuesto para el desarrollo de armas biológicas utilizando la excusa de que el dinero utilizado es para proteger a los niños de falsas pandemias. Por otro lado el Pentágono está muy vinculado con los dueños de los laboratorios, que su vez son los que desarrollan nuevas armas para la defensa de EE.UU..
La FDA aprueba las vacunas e inyecciones de ARNm (que no son vacunas) basándose en datos de ensayos clínicos que, según ellos, son rigurosamente controlados. Luego, el equipo asesor de los CDC dicta quién debe vacunarse y cuándo. Estas no son simples recomendaciones; son exigencias con leyes ferreas que además controlan fondos federales y pagos de seguros.
Kennedy podría impulsar una prohibición, pero sin pruebas sólidas ni aliados expertos, se vería inundado de demandas y difamaciones mediáticas. Si la fundamentación que usa no es definitiva, el gobierno que viene podría descalificar sus medidas con nuevos estudios fraudulentos como se ha hecho hasta ahora.
¡Es una guerra implacable en donde se necesita estategia, astucia, paciencia y conocer el terreno!
Kennedy exige consentimiento informado y ciencia real, pero se encuentra entre la espada y la pared contra un grupo muy poderoso.
Otro muro es el ACIP (Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización), muchos de sus miembros tienen conflicto de intereses. Nacido en 1964, este escuadrón del HHS cuenta con hasta 15 a 19 «expertos» en salud pública y vacunas, seleccionados personalmente por los anteriores secretarios del HHS.
ACIP autoriza Vacuna contra hepatitis B, con efectos adversos graves, no resueltos https://www.bitchute.com/video/IYPOfVI5S2mo/ – https://cienciaysaludnatural.com/?s=hepatitis
Cumplen mandatos de 4 años y pueden ser reelegidos. ¿Su trabajo? Elaborar normas sobre el uso de las vacunas: calendarios, dosis, todo sobre este tema. Una vez que el director de los CDC los confirma, estos edictos llegan al Informe Semanal de Morbilidad y Mortalidad y se convierten en ley, obligando las vacunas o inyecciones genéticas en las escuelas y hospitales.
El ACIP jura que todo se trata de ciencia y se reúne tres veces al año en Atlanta para analizar los datos. Muchos de los supuestos expertos son están vinculados a la industria farmacéutica con subvenciones, honorarios de consultoría y vínculos estrechos con Pfizer y Moderna.
Se les examina para detectar posibles conflictos, c, pero eso es como dejar que un lobo cuide a las ovejas. Kennedy puede reemplazar a los miembros del ACIP, pero es un trabajo que va a tener trabas, además necesita personas que busquen la verdad y que no sean compradas ni pagadas. Hasta entonces, el ACIP mantiene las inyecciones contra la COVID intocables.
La salida de Peter Marks de la FDA, es una victoria enorme para quienes buscan la verdad, pero muchos miembros del ACIP, funcionarios de la FDA, científicos de los CDC, están enredados en la red de subvenciones, patentes y conferencias de la industria farmacéutica.
Kennedy está auditando acuerdos turbios y expulsando a las personas como Marks. Pero no es una solución fácil: desmantelar esta corrupción lleva tiempo, especialmente con demandas judiciales y medios masivos que pertenecen a los dueños de los laboratorios que además son los contratistas del Pentágono, relatando el asunto.
Kennedy ya está causando problemas, recortando 11 mil millones de dólares en programas inflados del HHS y eliminando 10.000 empleos. 23 estados y Washington D. C. están demandando, al Estado alegando que está destruyendo la salud pública.
Se necesita nuevos miembros del ACIP y nuevos estudios de seguridad. Para lograrlo, Kennedy necesita encargar revisiones de datos, alinear el ACIP con sus prioridades y seguir procesos legales como la Ley de Procedimiento Administrativo (APA) para garantizar la vigencia de sus cambios.
Es muy injusto no tener en cuenta sus décadas de trayectoria y juzgarlo sin conocer el ambiente y la historia del terreno en el que se esta moviendo…
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