domingo , 9 noviembre 2025

La vacunación es el mayor factor de riesgo para el trastorno del espectro autista

Determinants of Autism Spectrum Disorder https://doi.org/10.5281/zenodo.17451259https://zenodo.org/records/17451259

Durante décadas, los científicos han debatido qué es lo que impulsa el implacable aumento del autismo. Algunos afirman que se debe al «aumento de las pruebas de detección», mientras que otros declaran que se debe a cualquier cosa menos a las vacunas. Miles de estudios han explorado factores genéticos, ambientales y perinatales, pero muy pocos han examinado conjuntamente los determinantes relacionados con las vacunas y los no relacionados con ellas dentro de un marco analítico unificado.

Nicholas Hulscher entrevista al Dr. Wakefield que fue perseguido y calumniado por realizar una investigación que suscitó dudas fundamentales sobre la seguridad de las vacunas y por ser estas, posible causa de autismo. El Dr. Wakefield fue castigado por su integridad al advertir al público sobre los riesgos de las vacunas SRP, Sarampión, Rubeola y Paperas (en inglés MMR). El estudio mencionado arriba demuestra que tenia razón. Las vacunas pueden causar autismo. https://www.bitchute.com/video/j0jP6BCIEsYL – Subtitulos y traducción por Vida y Conciencia https://t.me/bycpoornamidam , Muchas Gracias !!!

Ahora, un estudio titulado «Determinantes del trastorno del espectro autista» ofrece la síntesis más completa hasta la fecha sobre las posibles causas del autismo. El informe representa un gran avance frente al férreo control de la censura impuesta por el complejo biofarmacéutico sobre el tema de la vacunación y el autismo. También marca el primer regreso importante del Dr. Andrew Wakefield a la literatura científica en años, tras soportar años de ataques irracionales por parte del cártel de las vacunas.

La vacunación es el mayor factor de riesgo para causar autismo, refutando los dichos de Yedlin (autor de la ley de vacunas obligatorias) entrevistado: Alberto Castro por Pedro Moreno.
https://www.bitchute.com/video/SNKxLAa1x40c/

Mediante la integración sistemática de más de 300 estudios en los ámbitos epidemiológico, clínico, mecánico y molecular, este estudio ofrece el mapa más completo hasta la fecha de los orígenes multifactoriales del autismo y abre una nueva línea de investigación sobre cómo las exposiciones ambientales e iatrogénicas se cruzan con la susceptibilidad genética.

Al evaluar todos los factores de riesgo conocidos de forma paralela, este análisis aclara de manera única la contribución relativa de la vacunación en comparación con los ámbitos genéticos y ambientales. Ninguna revisión anterior ha intentado este alcance integrador sin excluir los estudios positivos de asociación con las vacunas o los controles no vacunados, un paso esencial para determinar si las vacunas realmente influyen en el riesgo de autismo y, en caso afirmativo, qué importancia tiene esa influencia en el panorama causal más amplio.

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Introducción:

Se estima que el trastorno del espectro autista (TEA) afecta actualmente a más de 1 de cada 31 niños en los Estados Unidos, con una prevalencia que ha aumentado considerablemente en las últimas dos décadas y que supone una carga cada vez mayor para las familias y los sistemas de salud pública. La mayor parte de la bibliografía sobre el TEA lo caracteriza como una afección neurológica compleja determinada por múltiples factores, entre los que se incluyen:

Desde 1996, también se ha debatido y discutido el posible papel de la vacunación infantil. Esta revisión sintetiza toda la evidencia disponible para aclarar los factores relacionados con las vacunas y los no relacionados con ellas que contribuyen al riesgo de TEA.

Métodos:

Se examinó exhaustivamente los estudios epidemiológicos, clínicos y mecanicistas que evalúan los posibles factores de riesgo de TEA, valorando los resultados, la cuantificación de la exposición, la fuerza y la independencia de las asociaciones, las relaciones temporales, la validez interna y externa, la cohesión general y la plausibilidad biológica.

Resultados:

Se identificaron los siguientes posibles factores determinantes de la aparición de TEA antes de los 9 años: padres de edad avanzada (madre mayor de 35 años, padre mayor de 40 años), parto prematuro antes de las 37 semanas de gestación, variantes genéticas comunes, hermanos con autismo, activación inmunitaria materna, exposición a fármacos en el útero, sustancias tóxicas ambientales, alteraciones del eje intestino-cerebro y vacunación infantil rutinaria combinada.

Estos diversos factores genéticos, ambientales e iatrogénicos parecen entrecruzarse a través de vías compartidas de:

  • desregulación inmunológica,
  • disfunción mitocondrial y
  • neuroinflamación,

que culminan en lesiones del desarrollo neurológico y regresión en niños susceptibles.

De los 136 estudios que examinaron las vacunas infantiles o sus excipientes, 29 encontraron riesgos neutros o ninguna asociación, mientras que 107 dedujeron una posible relación entre la inmunización o los componentes de las vacunas y el TEA u otros trastornos del desarrollo neurológico (NDD), basándose en hallazgos que abarcaban

Evidencia epidemiológica, clínica, mecánica, neuropatológica y de casos clínicos de regresión del desarrollo. Doce estudios que compararon a niños o adultos jóvenes vacunados de forma rutinaria con otros completamente sin vacunar demostraron de manera consistente mejores resultados generales de salud entre los no vacunados, incluyendo riesgos significativamente menores de problemas médicos crónicos y trastornos neuropsiquiátricos como el TEA.

Los artículos que mostraban una asociación neutra se vieron socavados por la ausencia de un grupo de control genuinamente no vacunado —con inmunización parcial o no verificada incluso entre los clasificados como no vacunados— junto con la clasificación errónea de los registros, la confusión ecológica y las estimaciones promediadas que ocultan los efectos dentro de los subgrupos vulnerables.

Solo unos pocos estudios de casos y controles verificaron la vacunación a través de registros médicos o tarjetas en poder de los padres, y ninguno realizó evaluaciones clínicas independientes de los niños para detectar el TEA.

La seguridad de las vacunas contra la hepatitis B que se administran a los recién nacidos no se ha probado en un solo ensayo clínico controlado aleatorio con placebo inerte como se manifiesta en los propios prospectos y tiene sobredosis de aluminio neurotóxico. Este compendio de estudios de expertos, contiene la suficiente evidencia para que los padres puedan presentar a sus médicos y abogados y prevenir que su hijos sean intoxicados con vacunas que no tienen los suficientes estudios de seguridad como corresponde. Tambien sirve para educar a los médicos sin pensamiento crítico. Descargar libro click aqui

Por el contrario, los estudios de asociación positiva encontraron tanto señales poblacionales (ecológicas, de cohortes, de casos y controles, de dosis-respuesta y de agrupamiento temporal) como hallazgos mecánicos que convergían en la plausibilidad biológica: antígenos, conservantes y adyuvantes (etilmercurio y aluminio) indujeron disfunción mitocondrial y neuroinmunológica, lesión del sistema nervioso central y la consiguiente expresión fenotípica incipiente del TEA.

La administración agrupada de vacunas y la exposición temprana durante las etapas críticas del desarrollo neurológico parecieron aumentar el riesgo de TEA. Estos hallazgos son paralelos al aumento fuerte y constante de la exposición acumulativa a las vacunas durante la primera infancia y a la prevalencia reportada de autismo en cohortes de nacimiento sucesivas. Hasta la fecha, ningún estudio ha evaluado la seguridad de todo el calendario acumulativo de vacunas pediátricas en cuanto a los resultados del desarrollo neurológico hasta los 9 o 18 años.

El aluminio en las vacunas es neurotóxico y el calendario de vacunación infantil tiene sobredosis de aluminio. Los estudios de seguridad del aluminio tienen graves errores y este tema esta postergado desde hace décadas. Más de 100 referencias científicas de expertos para que Usted presente a su abogado o médico, para eximir a sus hijos de las vacunas. Descargar libro click aqui

Casi todas las investigaciones existentes se han centrado en un subconjunto reducido de vacunas o componentes individuales, principalmente productos como la vacuna contra Sarmpión, Rubeola y paperas,SRP (MMR, en inglés) que contienen timerosal (etilmercurio) o adyuvantes de aluminio, lo que significa que solo se ha evaluado una pequeña fracción de la exposición total a las vacunas infantiles en relación con el TEA u otro problemas neurológicos.

Conclusión:

La totalidad de las pruebas respalda un modelo multifactorial del TEA en el que:

  • la predisposición genética,
  • la biología neuroinmunológica,
  • los tóxicos ambientales,
  • los factores de estrés perinatales y
  • las exposiciones iatrogénicas

convergen para producir el fenotipo de un estado posencefalítico.

La combinación y la vacunación infantil rutinaria temprana constituyen el factor de riesgo modificable más significativo para el TEA, respaldado por hallazgos mecánicos, clínicos y epidemiológicos convergentes, y caracterizado por un uso intensificado, la agrupación de múltiples dosis durante las ventanas críticas del desarrollo neurológico y la falta de investigación sobre la seguridad acumulativa del calendario pediátrico completo. A medida que la prevalencia del TEA sigue aumentando a un ritmo sin precedentes, aclarar los riesgos asociados con la dosificación acumulativa de vacunas y el momento de su administración sigue siendo una prioridad urgente de salud pública.

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Resultados relevantes

1. Alcance integral

Se incluyeron más de 300 estudios que abarcaban factores genéticos, ambientales, inmunológicos, toxicológicos y relacionados con las vacunas.

De los 136 estudios que evaluaban las vacunas o sus excipientes, 107 (79 %) encontraron pruebas que respaldaban la relación entre las vacunas y el autismo, mientras que 29 informaron de resultados nulos.

Solo 12 estudios compararon a niños totalmente vacunados con niños completamente sin vacunar, y todos ellos mostraron mejores resultados de salud entre los no vacunados.

2. Lagunas metodológicas en los estudios «nulos»

Los estudios que no encontraron ninguna asociación carecían sistemáticamente de grupos de control genuinamente no vacunados, se basaban en datos de registros en lugar de evaluaciones clínicas y no confirmaban los registros de vacunación.

Ninguno empleó un marco formal de no inferioridad para evaluar el autismo como criterio de valoración de la seguridad, lo que dejó sin evaluar el riesgo para el desarrollo neurológico.

3. Mecanismos convergentes de lesión

En múltiples ámbitos biológicos, las pruebas convergieron en mecanismos comunes —desregulación inmunitaria, disfunción mitocondrial y neuroinflamación— desencadenados por la exposición a antígenos, conservantes y adyuvantes durante las etapas críticas del desarrollo neurológico.

La vacunación agrupada y temprana se correlacionó con un mayor riesgo de TEA.

Los efectos secundarios de la vacuna contra el Sarampión, Rubeola y Paperas, SRP (MMR en EE.UU.) incluyen convulsiones, que ocurren en aproximadamente 1 de cada 640 niños vacunados, aproximadamente 5 veces más frecuentemente que las convulsiones por infección de sarampión, sepa como eximir a sus hijos de esta vacuna. Este compendio de estudios de expertos, contiene la suficiente evidencia para que los padres puedan presentar a sus médicos y abogados y prevenir que su hijos sean intoxicados con vacunas que no tienen los suficientes estudios de seguridad como corresponde. Tambien sirve para educar a los médicos sin pensamiento crítico. Descargar libro click aqui

4. Determinantes más amplios

Los factores de riesgo no relacionados con las vacunas —padres de edad avanzada, partos prematuros, variantes genéticas comunes, hermanos con autismo, activación inmunitaria materna, exposición a fármacos en el útero, sustancias tóxicas ambientales y alteraciones del eje intestino-cerebro— también contribuyen, pero ninguno puede explicar por completo el fuerte aumento del autismo que coincidió con la ampliación del calendario de vacunación de EE. UU. después de 1986.

5. Implicaciones para las políticas y la investigación

Ningún estudio ha evaluado nunca el calendario completo de vacunación pediátrica en relación con los resultados del desarrollo neurológico hasta los 9 o 18 años.

La prevalencia del autismo ha alcanzado ahora 1 de cada 31 niños en Estados Unidos, lo que subraya la urgente necesidad de una reevaluación exhaustiva de la seguridad y de cohortes de control no vacunadas en futuros estudios.

Conclusión

Este informe histórico revela que el autismo es un trastorno multifactorial con influencias genéticas, ambientales e iatrogénicas que se entrecruzan, pero destaca un factor dominante y modificable. La combinación y la vacunación temprana se perfilan como uno de los principales factores de riesgo, lo que concuerda con las pruebas mecánicas, epidemiológicas y clínicas.

A medida que la prevalencia del autismo sigue aumentando a un ritmo sin precedentes, aclarar el impacto completo del calendario de vacunación moderno en el desarrollo neurológico ya no es opcional, sino un imperativo moral y científico.

Este sitio web intenta ser una base de datos bien fundamentada para cuando la justicia deje de ser manipulada políticamente y se puedan pedir exenciones invocando el principio de precaución dada la inseguridad del calendario de vacunación. El trabajo requiere una atención meticulosa a cada detalle para garantizar la síntesis más precisa posible.

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