Association of SARS-CoV-2 immunoserology and vaccination status with myocardial infarction severity and outcome https://doi.org/10.1016/j.vaccine.2024.126305 https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0264410X24009873?via%3Dihub
Vacunarse contra el Covid aumenta drásticamente el riesgo de que los pacientes con infarto mueran o sufran insuficiencia cardíaca después de un infarto, según muestra un nuevo estudio revisado por pares publicado en la revista Vaccine .
Durante un período de seis meses después de sufrir un infarto, los pacientes vacunados contra la COVID-19 tenían casi el doble de riesgo que los no vacunados. El riesgo aumenta en los pacientes que estaban vacunados y habían tenido COVID-19 antes de sufrir el infarto.
Los investigadores examinaron los resultados de casi 1.000 pacientes con infarto de miocardio entre marzo de 2020 y marzo de 2023 en un hospital de Madrid. Descubrieron que los pacientes vacunados y previamente infectados tenían un riesgo de muerte o insuficiencia cardíaca un 50 % mayor que las personas no vacunadas que también habían sido infectadas previamente, y un riesgo un 90 % mayor que los que no estaban vacunados y no habían sido infectados previamente.
La brecha se mantuvo incluso después de que los investigadores ajustaran factores de riesgo como el tabaquismo, la presión arterial y la edad. “La combinación de vacunación e inmunización natural contra el SARS-CoV-2 puede predisponer al desarrollo de insuficiencia cardíaca grave”, escribieron. La mayoría de los pacientes habían recibido las inyecciones de ARNm de Pfizer y Moderna.
El artículo puede ayudar a explicar por qué las tasas de mortalidad post-Covid siguen siendo persistentemente altas en los países altamente vacunados, contradiciendo las predicciones de los epidemiólogos que esperaban que las tasas de mortalidad cayeran por debajo de lo normal después de que terminara la epidemia.
Los ataques cardíacos siguen siendo la principal causa de muerte en la mayoría de los países ricos. Incluso un pequeño aumento de su letalidad a largo plazo sería suficiente para aumentar considerablemente la mortalidad general.
Los investigadores descubrieron que los pacientes con infarto de miocardio que habían sido vacunados y se habían recuperado de la COVID-19 tenían aproximadamente 31 veces más anticuerpos contra la proteína Spike que los pacientes no vacunados que habían sido infectados y se habían recuperado.
Ese aumento impulsado por la inyección–o como lo llamaron los investigadores, una “respuesta inmune serológica aumentada”– podría producir más inflamación y daño al sistema cardiovascular, escribieron los investigadores.
Observaron que los pacientes vacunados e inmunizados tendían a presentar ataques cardíacos más graves al ingreso, y el vínculo entre la gravedad y el estado de vacunación era particularmente notable en pacientes menores de 65 años.
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