jueves , 25 abril 2024

¿Es segura la sangre y organos de los inoculados contra K0 B1T?

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Por Karina Acevedo Whitehouse Ph .D

Sé que ha habido muchas dudas entre los miembros de la comunidad con respecto a la seguridad (o falta de) de la sangre y órganos de personas inoculadas, sobre todo con los productos basados en ARNm sintético (Pfizer y Moderna) o vectorizadas (AstraZeneca, Janssen, Cansino, Sputnik). Comprendo la preocupación, y por mucho tiempo mi respuesta ha sido: ‘no se sabe si son seguros’, pero me parece que cada vez hay más evidencia de que, efectivamente, no lo son, o al menos, que sería lo más sensato suponer que no son seguras hasta tener más información al respecto.

En relación con la recepción de órganos a partir de donantes inoculados, se publicó a inicios de este año una nota en la revista Transplantation ( https://journals.lww.com/transplantjournal/Fulltext/2022/01000/Outcome_After_Organ_Transplantation_From.42 ). El artículo, escrito por van Bruchem y colaboradores, se titula (traducido del inglés) “Resultado después del trasplante de órganos de donadores con muerte cerebral luego de un insulto cerebral siguiente a la vacunación contra SARS-CoV-2 dentro de la región Eurotrasplante” .

En esa nota al editor, los autores inician el escrito reconociendo el hecho de que pueden llegar a ocurrir accidentes cerebrovasculares secundarios a las inoculaciones, y que, dado que la gente con estos incidentes llega a morir del padecimiento, se vuelven candidatos a ser donadores de órganos para trasplantes.

Ellos evaluaron, de forma retrospectiva, a personas que entre, marzo y junio de 2021, fueron utilizados como donadores de órganos luego de su muerte. Primero identificaron cuáles habían fallecido por una trombosis trombocitopénica asociada a las inoculaciones (VITT, por sus siglas en inglés) que hubiera ocurrido en los 30 días posteriores a la recepción de la inoculación.

Durante los tres meses del estudio, se habían reportado 511 donadores (fallecidos) al sistema Europeo de Trasplantes. En 60 de ellos, se contaba con información sobre la recepción de al menos una dosis de la inoculación en el período de un mes previo a su muerte y donación de órganos.

Se identificaron a seis personas (tres mujeres y tres hombres) donantes cuya causa probable de muerte fue VITT, con un promedio de 48 años. Todos ellos habían recibido las inoculaciones de AstraZeneca o Janssen en promedio 14 días antes de haber sido admitidos a la UCI por el problema cerebrovascular.

Las seis personas donaron 20 órganos a 17 pacientes. Los autores indican que luego de un seguimiento con una mediana de 43 días, todos los pacientes estaban vivos, y 19 de los órganos trasplantados funcionaban bien. Sin embargo, dos pacientes desarrollaron complicaciones por trombosis (uno a nivel renal – desarrolló microangiopatía trombótica, de la que se recuperó, y otro a nivel hepático, con trombosis severa y necrosis que requirió un retrasplante de urgencia). Los autores reconocen que dado que no hay una recolección sistemática del estatus vacunal contra SARS-CoV-2 en el sistema europeo de trasplantes, el análisis probablemente sea una subestimación de lo que está ocurriendo.

Tampoco tenían información sobre la presencia de anticuerpos anti-factor 4 plaquetario (PF4) en los donadores (esto es importantísimo, dado que su presencia puede provocar justamente los cuadros de trombosis, y se han observado estos anticuerpos en personas inoculadas).

Concluyen diciendo que, a pesar de que su análisis limitado no parece detectar un problema, urge tener cuidado con estos donadores, y que la aceptación de cada órgano a trasplantar sea determinada de forma individual para cada paciente.

Al menos, sería buena idea que se hiciera una búsqueda de anticuerpos anti PF4 y anticuerpos contra HLA-I en los tejidos de donadores (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36089469/).

El asunto es que el artículo de van Bruchem contrasta con otros, que sí encontraron un riesgo evidente de VITT en personas que recibieron órganos de donadores inoculados contra SARS-CoV-2 , ver :

Justamente, eso muestra que la ciencia no es estática, y un estudio no constituye la evidencia; más bien se va sumando y acomodando en la comprensión, como un rompecabezas.

Hay es una lista creciente de estudios que muestran alteraciones sanguíneas en inoculados, de la que comparto 35 publicaciones:

  1. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33945605/
  2. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33945618/
  3. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34171649/
  4. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34258873/
  5. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34312842/
  6. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34312992/
  7. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34402057/
  8. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34591186/
  9. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34624910/
  10. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34820240/
  11. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34835275/
  12. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34980554/
  13. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35218512/
  14. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35359002/
  15. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35486845/
  16. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35668275/
  17. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35821156/
  18. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35848629/
  19. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35902184/
  20. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35941885/
  21. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36030503/
  22. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36146514/
  23. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36212090/
  24. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36267879/
  25. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36309629/
  26. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36316859/
  27. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36352844/
  28. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36267879/
  29. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35770253/
  30. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35640881/
  31. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36107725/
  32. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36314944/
  33. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36483810/
  34. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36055265/
  35. https://ijvtpr.com/index.php/IJVTPR/article/view/47

Efectos nocivos de la proteina Spike

Por otro lado, como he mencionado en algunas charlas y escritos, la proteína Spike no solamente interactúa con ACE2 mediante la escisión de sus subunidades S1 y S2 (este es el argumento que varios médicos y científicos han esgrimido para decir que ‘claro que no hace daño el Spike vacunal, porque están estables sus subunidades en un estado de pre-fusión’). No, en realidad, Spike interactúa con otras proteínas de las membranas de la célula, de forma que no importa si está ‘estable’ o no la proteína en su estado pre-fusión; lo único que hace esta estabilidad es evitar que el virus entre a través de la fusión de su membrana con la membrana de la célula luego de interactuar con ACE2. Al interactuar con ACE2 de las plaquetas, por ejemplo, aunque no pueda llevar a cabo la fusión y entrar en estas células, puede causar trombosis ( https://jhoonline.biomedcentral.com/articles/10.1186/s13045-020-00954-7 ).

Es importante tomar en cuenta el hecho de que más allá de ACE2, se ha reportado la interacción entre la región RBD de la proteína Spike (presente de forma intacta en la proteína que generan las personas inoculadas con Pfizer, Moderna, Janssen, AstraZeneca, Cansino y Sputnik) y una proteína llamada CD147 (también llamada basiginina o inductor de metaloproteinasa de la matriz extracelular), que está en la membrana celular de muchas células (ver: https://www.proteinatlas.org/ENSG00000172270-BSG/single+cell+type ).

Resulta que la proteína Spike – toda una fichita molecular – de SARS-CoV-2 o la que se produce en las personas inoculadas, logra entrar en las células vía el CD147 (por ejemplo: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35343395/, https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36424379/), y cuando Spike interactúa con los eritrocitos (que también expresan CD147), entonces puede llevar a su destrucción.

También interactúa Spike con el ácido siálico, que está presente en muchas células, dado que es una molécula importante para la comunicación entre células (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7153325). El problema es que los eritrocitos pueden aglutinarse entre sí por fenómenos que involucran al ácido siálico, y esa aglutinación o apelmazamiento (conocido como hemaglutinación) es pésima idea para la salud de una persona. La aglutinación de los eritrocitos mediante el ácido siálico se puede dar, muy infrecuentemente, por la producción de aglutininas luego de una exposición al frío severo (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36485161/), o por algunas infecciones virales (por ejemplo, puede ocurrir con el herpesvirus Epstein-Barr, o en algunas infecciones bacterianas; https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35288286/), y es justo lo que ocurre cuando una persona con sangre de cierto tipo (digamos tipo A) recibe sangre de alguien con sangre diferente (digamos tipo B). Se producen anticuerpos contra el tipo B y los apelmazará. En todos los casos se lleva a una anemia hemolítica. Bueno, pues, resulta que el Spike de SARS-CoV-2 se une al ácido siálico de las células (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35269703/, https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35700214/), y si esto ocurre en los eritrocitos lleva a su aglutinación. Incluso ya se ha reportado una presentación tipo “aglutinación sanguínea por frío” en personas diagnosticadas como casos de COVID (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32645300/). Claro, no en todas las personas expuestas, ya sea por infección o por inyección, a Spike, ocurrirá esto (¿Recuerdan? No somos ecuaciones matemáticas). Para que ocurra, primero tiene que llegar la proteína (con o sin el virus asociado) a la sangre, cosa que en las infecciones es muy, pero muy infrecuente que ocurra (vean https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33283055/). En el caso de las inyecciones, dado lo que sabemos ahora de la biodistribución de los vectores adenovirales y de las partículas nanolipídicas que contienen ARNm, sabemos que sí tiene la posibilidad de entrar en células que expondrían el Spike producido hacia la sangre. También necesita haber cosas que disminuyan el potencial de la membrana de los eritrocitos, como son varios problemas nutricionales, contaminación con metales pesados y otros factores (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34769355/).

Falta mucha investigación para saber si la producción endógena (es decir, por las células del inoculado) de Spike y su liberación en vesículas endosómicas hacia la sangre podrían llevar a la hemaglutinación. No sabemos cuánto Spike producen, ni por cuanto tiempo (recordemos que el único estudio a la fecha se detuvo a los 60 días, por lo que podemos decir que alguien inoculado con Pfizer tiene ARNm sintético viable y produce Spike en las células en las que entró el ARNm sintético por al menos 60 días), pero no sabemos cuánto se produce, cuánto se libera a la sangre, a que tasa se degrada la proteína liberada. Simplemente no lo sabemos, pero el mecanismo propuesto es plausible, y podría explicar por qué hay tantas alteraciones sanguíneas en inoculados, como demuestran los enlaces que compartí arriba, en particular, este: https://ijvtpr.com/index.php/IJVTPR/article/view/47.

Es por eso por lo que coincido con el Dr. Ryan Cole, patólogo de los Estados Unidos, quien responde a la pregunta de “¿Es segura la sangre de los inoculados para transfusiones?” con la respuesta “No lo sabemos

Dr. Ryan Cole: Sobre la sangre de los inyectados Colabore con nosotros para que podamos subtitular este video https://www.bitchute.com/video/15mBsnbI8OKc/

(https://stevekirsch.substack.com/p/dr-ryan-cole-on-whether-the-blood). ¡Exacto! no lo sabemos, pero sí sabemos que hay muchas alteraciones sanguíneas en los inoculados, y que, además, pueden generarse anticuerpos anti-factor plaquetario 4.

Si se realizan transfusiones de sangre completa o de plasma, y estos contienen esos autoanticuerpos, no es descabellado considerar que pueden incrementar las probabilidades de que se den fenómenos como VITT. Por otro lado, es posible que la sangre de los inoculados con Pfizer o Moderna contenga ARNm sintético y proteína Spike (esta última con propiedades amiloidogénicas, es decir, que tiene propiedades tipo prión, que puede desencadenar problemas degenerativos; ver https://pubs.acs.org/doi/10.1021/jacs.2c03925. De acuerdo con el Dr. Cole, ha detectado coágulos en personas no inoculadas que murieron después de recibir transfusiones, pero no están llevando el registro de inoculación los bancos de sangre. Tal vez no sea un problema la sangre de los inoculados, pero tal vez sí; se necesita estudiar, y bajo el principio precautorio de la medicina, lo sensato, en aras de proteger la salud de la gente, es actuar como si esa sangre sí fuera peligrosa hasta que se determine lo contrario.

El caso del bebé Will, de Nueva Zelandia (https://t.me/akashacomunidad/2284), dejó en claro que tenemos encima un problema mayúsculo y serio de derechos humanos, que impacta el derecho a elegir lo que uno deseé para sí mismo o para sus hijos y que considere sano o menos riesgoso. Así como no sería correcto prohibir el que una persona reciba una, dos, tres o las dosis que elija de las insuflaciones deltoideas si, incluso habiendo sido informado de los eventos adversos y consecuencias posibles (algunas probables), eso escoge, tampoco es correcto forzar a alguien a aceptar sangre donada de personas inoculadas cuando no lo desea.

¿los bancos de sangre están llevando un registro del estatus vacunal de los que donan?

En este momento, me parece que la pregunta central es la siguiente: dado que sabemos que hay problemas en la sangre de un porcentaje de inoculados, y que los mecanismos que llevan a este daño se conocen, ¿los bancos de sangre están llevando un registro del estatus vacunal de los que donan? Y también, ¿realizan pruebas para detectar elementos que incrementarían el riesgo de que se dieran patologías sanguíneas de hipercoagulabilidad, así como de la presencia de ARNm sintético y Spike en la sangre de los donadores?

Supongo que la respuesta es un rotundo ‘no’ a las dos preguntas, pero no me quedo tranquila con esa respuesta. En el primer caso, se tendría que exigir esa información, y en el segundo, se tendría que exigir que realicen esas pruebas, así como realizan (o debieran hacerlo) las pruebas de rigor para identificar si está presente el virus de Hepatitis B, Hepatitis C, VIH, sífilis, etc., antes de aceptar esa sangre en un banco de donadores.

Además, no es imposible hacer estas pruebas. Hay muchas pruebas que se pueden hacer, como el inmunoensayo EIA para detectar anticuerpos anti PF4 (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35609563/), mientras que la presencia de Spike se podría realizar mediante Western Blot (https://www.nature.com/articles/s41467-020-15562-9) en la sangre de donadores, y la presencia de ARNm sintético se puede lograr mediante la extracción de ARNm en las muestras de sangre y la realización de RT-PCR específico a un fragmento de la secuencia.

¿Que sería caro esto? Sí; pero ¿cuánto cuesta la vida de una persona?, me pregunto. Además, los gobiernos de casi todos los países no han parecido tener ningún empacho en ‘regalar’ a sus habitantes pruebas diagnósticas COVID y repetidas dosis de productos que, en el mejor de los escenarios, no sirven para nada, y en el peor, ponen en riesgo la salud de la persona. Tal vez, entonces, podrían poner presupuesto para hacer pruebas que sí que se necesitan y sí que ayudarían a cuidar la salud de sus ciudadanos, que se supone que es lo que le importa al gobierno…

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