El gigante farmacéutico Merck que amenazó con «destruir» a los médicos que expresaran preocupaciones sobre uno de sus medicamentos está nuevamente ante los tribunales por mentir sobre la eficacia de su vacuna contra el sarampión, rubéola y paperas, SRP (MMR en inglés).
Merck ocupa el tercer lugar en la lista de fabricantes de medicamentos más multados con multas de 10.700 millones de dólares hasta la fecha y en el 2009, había pagado más de 2.000 millones de libras esterlinas de compensación a 44.000 ciudadanos estadounidenses porque su medicamento para la artritis Vioxx aumentaba el riesgo de ataques cardíacos, que causó mas de 30.000 muertos. Merck sabia de este riesgo y ocultó la información.
Ahora, en un impactante caso presentado bajo la Ley de Reclamaciones Falsas, una ley de 200 años introducida para proteger al gobierno de los EE. UU. del fraude, admite haber falsificado datos relacionados con el componente de las paperas de su vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR) o SRP o triple viral en Argentina.
Merck, que vende anualmente dosis de SRP, (MMR) por valor de 100 millones de dólares (78 millones de libras esterlinas) en EE. UU., dijo a los Centros para el Control de Enfermedades (CDC), el organismo de salud pública de EE. UU. que las compra y a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), que autorizó la vacuna, que esta proporcionaba a los niños una protección del 95% contra las paperas. Esa cifra en realidad podría ser tan baja como el 50% o incluso 0%.
A partir del año 2000, los crecientes brotes de paperas entre personas completamente vacunadas y con refuerzos llevaron a la FDA a ordenar a Merck que demostrara la afirmación de protección del 95%, de lo contrario perderían su licencia. Merck volvió a hacer los números y diseñaron una prueba para medir la eficacia (Protocolo 7) que incluía sangre de conejo con la esperanza de que mejorara falsamente la eficiencia de la vacuna.
También, en la prueba, en vez de usar el virus salvaje del sarampión usaron la cepa debilitada de la vacuna. Nada mejoró lo suficiente.
Al investigar el presunto fraude, el Dr. Andy Wakefield dijo: «En ese momento simplemente decidieron cambiar los números reales por números que les dieran el resultado que querían».
A pesar de la abrumadora evidencia, destacada por primera vez en 2010 por los denunciantes de Merck, los virólogos Stephen Krahling y Joan Wlochowski, en julio pasado el juez Chad F Kenney falló a favor del gigante farmacéutico, quien afirmó que manipular los datos no importaba porque el gobierno de EE. UU. sabía y continuaba comprando su vacuna SRP (MMR) de todos modos.
La defensa del gobierno fue que no tenían otra opción y que tenían que proteger a los niños contra el sarampión. Merck tiene el monopolio estadounidense de la SRP tambien llamada triple vírica. Se espera una apelación el próximo mes.
Este caso es el tema de un largometraje premiado Protocolo 7. Se trata de la historia de una madre y abogada, interpretada por Rachel Whittle, que descubre el fraude mientras intenta encontrar las razones del autismo de su hijo adoptivo. También protagonizan los actores Matthew Marsden y Eric Roberts (hermano de Julia Roberts).
Está dirigido por médico británico Andy Wakefield, que fue difamado despedido después de que expresó su preocupación sobre los vínculos de la vacuna SRP (MMR) con las enfermedades intestinales y el autismo.
El Dr. Wakefield, que ya ha leído varios documentos judiciales relacionados con el escándalo de las paperas, dijo: «Merck no ha negado efectivamente los problemas de eficacia».
Los abogados de Merck argumentaron que el gobierno siguió comprando la vacuna y que si la evidencia sobre el componente de las paperas fuera válida, la habrían dejado de comprar.
Los abogados de los denunciantes dijeron, en primer lugar, que los CDC, como comprador de la vacuna, fueron defraudados y que no sabían lo qué Merck había hecho. Segundo, por tratarse de una vacuna triple y había que vacunar a los niños contra el sarampión y la rubéola, no había elección.
A pensar de que los argumentos sobre el fraude son sólidos, aun así el juez dictaminó que, como el gobierno siguió comprándo las vacunas, la cuestión de la materialidad prevaleció». (El término legal «materialidad» significa importante o significativo).
El asesor legal de Protocol 7, Jim Moody, dijo: «Hay muchos estudios que muestran que el componente de las paperas no funciona en absoluto en aproximadamente el 50% de las veces. Es un caso típico de reclamos falsos donde esta en juego la salud de los niños.
La terrible ironía es que Estados Unidos no quería el componente de las paperas, desarrollado por el vacunólogo estadounidense Maurice Hilleman en los años 1960.
El Dr. Wakefield dijo: Merck combinó paperas con el sarampión y la rubéola porque agregando paperas, sacaron del negocio a todos sus competidores de sarampión. De repente, Merck obtuvo el monopolio en Estados Unidos sobre la triple vírica y el sarampión.
El Dr. Wakefield dijo: «Las paperas en la niñez son triviales. Las paperas en la adolescencia y más allá de la pubertad no son triviales; hay una tasa mucho mayor de inflamación testicular y esterilidad, inflamación ovárica y meningitis. Entonces, una vacuna que no funciona convierte una enfermedad trivial en una enfermedad potencialmente más grave.
Es por eso que la seguridad y la eficacia están indisolublemente ligadas a la vacuna contra las paperas. La vacuna falló o desapareció y los niños se volvieron susceptibles en una edad cuando son mucho más vulnerables al daño permanente. Merck lo sabía, sabían que se enfrentaban a un fraude que atenta contra la salud de los menores.
La triple vírica se introdujo en Estados Unidos en 1971 (1988 en el Reino Unido), pero la mayoría de las enfermedades infecciosas habían disminuido en un 98% antes de que se introdujera la vacuna.
Los casos de paperas volvieron a aumentar en 2006 , la mayoría de ellos en niños o adultos vacunados. Los CDC admitieron que hasta el 94% de los que contrajeron la enfermedad habían sido vacunados.
Se sabe que los ejecutivos de Merck carecen de ética y esto salió a la luz por primera vez en 2009. Durante el juicio australiano del Vioxx, los correos electrónicos mostraron que habían elaborado una «lista negra» de médicos que los criticaban a ellos y a su medicamento Vioxx. Sus comunicaciones utilizaron palabras como «neutralizar» y «desacreditar» junto a los nombres de varios médicos. Un memorando particularmente impactante decía: «Quizás tengamos que buscarlos y destruirlos donde viven».
La carrera del Dr. Wakefield quedó destruida por cuestionar la triple vírica. Profesor titular, cirujano de trasplante de hígado y gastroenterólogo pediátrico en el Royal Free Hospital de Londres, su serie de estudios de caso, publicada en Lancet en 1998, examinó a 12 niños con enfermedades intestinales y autismo, ocho de los cuales desarrollaron ambos problemas después de recibir la vacuna SRP (MMR), dijeron sus padres. El estudio concluyó que necesitaban más investigaciones para probar el vínculo. Esto nunca sucedió ya que el estudio provocó que el Consejo Médico General (GMC) eliminara al Dr. Wakefield del registro médico en 2010.
Fue inmediatamente desacreditado por los medios británicos, lo que sirvió de advertencia a todos los médicos y científicos que cuestionaban las vacunas. Dijo: «Ahora es un mundo muy diferente, todo el mundo entiende la cultura de la persecución, pero entonces solo estaba yo». No quiero con esto generar lástima, es simplemente un hecho histórico de ese entonces.
Las vacunas Covid y las muertes y lesiones resultantes han cambiado la opinión de muchos médicos sobre él, como lo analiza el podcast del Dr. Ahmad Malik. La experiencia del público con las vacunas contra la covid, capaces de provocar discapacidad permanente y muerte, les ha hecho preguntarse si las vacunas infantiles también pueden causar daños considerables.
El doctor Wakefield está de acuerdo. Dijo: ‘Toda la saga del covid resultará ser uno de los mayores errores que la ciencia, los expertos y la industria farmacéutica hayan cometido jamás. Ha llevado a una pérdida casi total de confianza en la salud pública y la industria farmacéutica.
‘Por eso estas películas son tan importantes. Puedes proporcionar una serie de hechos que hagan pensar a la gente. Hay un lado positivo.»
Se contactó a Merck, los CDC, la FDA y GlaxoSmithKline para solicitar comentarios. No se ha recibido ninguno.
Si la apelación de los denunciantes tiene éxito, lo más probable es que Merck llegue a un acuerdo extrajudicial, no con ningún niño o adulto dañado por su producto, sino con el gobierno de EE.UU. Merck nunca se arriesgará a exponersea un jurado.
¿Interesado en organizar una proyección? Por favor contacte al Protocolo 7 .
Este laboratorio no debería seguir haciendo vacunas para niños y estas no deben ser obligatorias en el calendario infantil.
Muerte misteriosa de Brandy Vaughan dedicada a denunciar los crímenes del laboratorio Merck
Esta vacuna además tiene residuos de ADN de líneas celulares fetales de abortos humanos que pueden causar cáncer o autismo
En el 2015 se publicó un estudio sobre las consecuencias para la salud de las vacunas fabricadas con líneas celulares fetales humanas. Los autores enfatizan que las líneas celulares fetales utilizadas para desarrollar las vacunas pueden contaminarlas con ADN humano, lo que ha sucedido con ciertas Vacunas MMR, (SRP en Argentina) por lo que esta contaminación puede ser un factor importante en el aumento de autismo y enfermedades autoinmunes. Ver más sobre este tema click aqui
Crímenes del Fabricante de Vacunas Merck con Vioxx mató a 30.000 personas https://www.bitchute.com/video/tgUGT6n2yIlF/
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